viernes, 3 de agosto de 2018

ISLA DE IZARO

Situada frente a la ría de Gernika, 3100 m. al Este de Bermeo y 2000 m. al Noroeste de Mundaka, pertenece al municipio de Bermeo.
Tiene forma inscribible aproximadamente en un triángulo isósceles orientado hacia el Noroeste de 222 m. de base y 560 m. de altura (49.000 m²). Su cuota máxima sobre el nivel del mar es de 20 m. Está deshabitada, si bien se conservan ruinas de pequeños edificios.
Antiguamente existió en esta isla un pequeño convento de franciscanos. La pequeña comunidad estaba formada por una veintena de frailes, que tenían fama de austeros, piadosos y cumplidores de las estrictas normas de su congregación.
Tiene importancia como colonia de aves marinas (gaviotas, paiños, garcetas y cormoranes) y como parte de la reserva de la biosfera de Urdaibai.

Para celebrar la victoria o la paz entre ambos pueblos, cada 22 de julio, día de Santa María Magdalena cientos de embarcaciones parten desde Bermeo y se acercan a la isla. El alcalde de Bermeo en presencia del de Elantxobe y Mundaka, lanza una teja al mar renovando así la propiedad de la isla de Izaro. En la fiesta de Madalenas es obligatorio llevar camisa de arrantzale, pañuelo de fiestas y ganas de biribilketa.


Isla de Izaro

                                                                                                   















Colonia Gaviotas en Izaro
Vista aérea Izaro









Leyenda: 
                                                                                    
Refiere la leyenda que uno de los monjes más jóvenes de aquel Convento se enamoró de una muchacha de Bermeo, residente en un caserío algo apartado de la población, enclavado junto a la costa. Y que cada noche el fraile cruzaba a nado el trozo de mar que separaba la isla de la costa, para reunirse secretamente con su amada. La mujer colocaba una luz en una ventana del caserío, dando así aviso a su enamorado de que todos dormían y tenía el camino libre. Pero sucedió que una noche, un familiar descubrió las intrigas de la pareja. Nada manifestó, pero decidió tomar cartas en el asunto. Esa misma noche, actuando con gran sigilo, cambió de lugar la luz de la ventana. La sacó de la casa y la hizo brillar en un punto más alejado de la costa, donde existen unas rocas y las olas se estrellan impetuosamente. El fraile, que nada sospechó, se lanzó tranquilamente al agua, como de costumbre. Para cuando  quiso darse cuenta de que algo sucedía, era ya demasiado tarde. Su cuerpo fue a estrellarse contra los rompientes, procurándole la muerte. El cuerpo del fraile fue hallado destrozado y devorado por las aves marinas. Decía la gente del lugar, ignorando lo de sus amores con la bermeana, que aquello había sido un castigo de Dios, enviado porque, tal vez, el difunto maltrataba en vida a las gaviotas.


















Dibujo de la Isla de Izaro realizado por Yradi (1844) donde se pueden ver las ruinas del Convento y la ermita de La Magdalena.

ENLACE: RUTA

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